Escrito por Leo Sepúlveda.
CID
Todos hemos visto como los ataques de perro, aparecen por temporadas explosivamente en los medios, como si se tratara de epidemias repentinas de violencia, quizá unos 20 casos anuales, muy bien escogidos, clasificados por raza, que acaparan la atención del televidente, impresionan, chocan, atemorizan y como si se tratara de una arenga militar, encienden los ánimos para la caza de brujas. En un clima lleno de desesperación y miedo, se justifican medidas desesperadas, y es así, como el sensacionalismo pavimenta el camino para leyes mal hechas, parches, copias mediocres de otros paises y bajo la excusa de la urgencia, así, hace unos años, casi nos metieron el dedo en la boca con un proyecto de ley presentado por los diputados Sanchez y Acuña, copiado textual de la ineficaz ley española de “perros potencialmente peligrosos” o PPP.
En Chile, anualmente, tenemos varios miles de ataques de perros a personas, no es algo extraño considerando la enorme población de perros callejeros y vagos y que además, no tenemos leyes claras sobre maltrato animal, el cual en muchos casos puede ser el detonante para respuestas agresivas (entiendase como ejemplos de maltrato al hacinamiento, la privación de alimento, etc y no sólo a los golpes) No comprendemos que en la vida muchas cosas son recíprocas, que para exijir primero hay que educar, y eso se aplica tanto para los perros como para sus dueños. La educación por su parte, exije conocimiento, y por más amor que digamos brindar a nuestros animales, para educar a un perro hay que saber de perros. No parecemos entender que el requisito primordial para emprender cualquier empresa es informarse, incluso -o más bien sobre todo- para tener una mascota, un ser vivo a nuestro cargo.
Cuando tenemos varios miles de ataques de perros anualmente en Chile, y un 65% son protagonizados por mestizos de talla grande, ¿por qué los medios sólo dan tribuna, portada y sobre todo titulares llamativos a los ataques de rottweiler y pit bulls junto, ocasionalmente, a un par de razas más? ¿por qué cuando un ovejero alemán, mestizo o San bernardo ataca, los titulares dicen “ataque de perro” y ante cualquier ataque de perro negro el titular de inmediato inicia con “ataque de rottweiler”? Esto último vende más, es el detalle que atrae miradas y calienta ánimos, es el sensacionalismo que alimenta el morbo de un país donde nos encanta etiquetar, clasificar y prejuzgar, pero hay algo más, es la cortina de humo perfecta en un Chile lleno de temas sin resolver, preocupesé de odiar a los perritos olvidese de la estafa del cobre, nuestra educación precaria y nuestra vergonzosa desigualdad social.
El origen del prejuicio es tema para largo, el cine ha hecho buena parte, nadie pensaría que Lassie, Bethoven o Rin tin tin son perros agresivos, pero otra imagen tiene el rottweiler que es la encarnación del diablo en El Padre Pío, así podríamos nombrar muchas películas y series que han dejado huellas imborrables en el inconsiente colectivo, al punto de iniciar modas caninas, la explosión en la popularidad de la raza disney de turno, o la satanización de otras. Incluso en la segunda guerra mundial la propaganda asoció razas caninas con sus nacionalidades y por lo mismo con uno u otro bando.
Los prejuicios siempre son dañinos para el bien común, pero son caldo de cultivo para alimañas oportunistas, para los buitres económicos o políticos que aumentan sus rentas o popularidad saciando masas ignorantes, iniciando cazas de brujas, degollando al chivo expiatorio. Fué así, como en España se diseñó un modelo de ley de “perros potencialmente peligrosos” que luego sería también conocido por su equivalente en inglés Breed Specific Legislation (BSL). En el afán por regular la tenencia de perros, se encargó a Manuel Martín -presidente de la Real Sociedad Canina Española- definir que razas eran un peligro y cuales no -para contextualizar añadiré que la raza que lideraba los ataques en España era el ovejero alemán, incluso distintas cifras en internet muestran a dicha raza como lider en ataques con consecuencias fatales en Europa- Pues bien, resulta que manuel Martín ostenta otro cargo, es presidente del CEPA, Club Español del Pastor Alemán, y criador de dicha raza hace décadas. Convenientemente, en su lista, el ovejero quedó excluido, pero si se satanizó a su competencia directa entre los perros de protección, en deporte y en ventas, rottweiller y dóberman, junto a otros 12. El resultado se vería luego en la cantidad de ovejeros versus otras razas de protección inscritas en el libro de orígenes español (LOE)
La consecuencia inmediata de una ley que ponía severas trabas a la tenencia de un puñado de razas fué el abandono masivo de estas y el reemplazo por otras, así, los dueños ineptos, irresponsables o desequilibrados abandonaron sus perros, compraron otros, de las más de 300 razas para elegir y el problema cambió de nombres. Al concentrarse en 14 razas queda un universo de más de 300 razas sólo entre las reconocidas por al Federación Cinológica Internacional, varias de ellas mucho más fuertes que un rottweiler, pit bull o doberman, pero poco conocidas y por lo mismo con su reputación limpia. Ponga restricciones para tener pit bulls, los botarán a la calle y la nueva moda será el bull terrier, pasará poco tiempo para que se vean bull terriers a 40 lucas y salgan en las noticias; restrinja al rottweiler y se popularizará el bulldog americano, o quizá el cane corso; haga lo mismo con el fila brasileño y llegarán tantos otros mastines; ¿Sabía que en internet hay videos de pastores del Cáucaso barriendo el piso con pit bulls en peleas clandestinas? El universo canino es enorme, no perdamos el tiempo con leyes parche, deben haber normas de responsabilidad que rijan para todos por igual, independiente la moda de turno, por que las modas cambian rápido.
Si bien el diseño de la mencionada ley era ineficaz, dada su conveniente naturaleza populista, se expandió como virus por otros paises y en nuestro caso, desafortunadamente llegó a oidos de los diputados Sanchez y Acuña, quienes, como gran novedad, la presentaron como proyecto de ley para Chile, tal cual, hasta con el presa canario incluido (raza autóctona española cuya presencia en nuestro país es casi nula) Afortunadamente, la intervención de múltiples personas del ambiente cinófilo y del Kennel Club de Chile, dejó en claro, más que nada por medios independientes lo inaplicable en Chile y llena de vacíos de la amenaza de proyecto y comenzaron a bosquejarse ideas mejores, muy distantes del modelo español.
No basta con modificar un modelo de “razas peligrosas”, ese concepto debe desecharse completamente, no existe etólogo o conductista renombrado que lo defienda, autoridades mundiales en la materia, como Antonio Pozuelos, presidente de la AEPE (Asociación por el Estudio del perro y su Entorno) niegan que existan razas peligrosas. En Chile los principales “expertos” que han avalado y asesorado han sido Médicos Veterinarios, que con todo el respeto que me merece dicha profesión, son médicos, no psicólogos, o en este caso, no etólogos. Pero explíquele usted a Lindorfo hasta donde llega su área de competencia y donde debe cerrar la boca porque simplemente no tiene idea...
Concluyo siendo muy enfático en que la agresividad canina, la educación y necesidades de un perro y su relación con el humano son un tema complejo, no expondré todos mis argumentos en una nota de una página, cómo no pretendo que usted se convenza con tan breve exposición, al contrario, no lo llamo a creerme sino a indagar, lea a Pozuelos, a Stanley Coren, busque en Google la palabra etología, si lo hace le aseguro una cosa, en un par de días de lectura odiará “La Ley de la Selva”, pero mucho más importante que eso... considerará ridículo que se pretenda simplificar semejante problemática a que X raza es agresiva y muerde, esta otra raza es buena, esta si, esta no, esta pierde el olfato o estos perros son del diablo.